LA IDEA PARTICULAR DEL SOCIALISMO DE MERCADO

Después de explorar algunos artículos de las constituciones de la región1 sobre su régimen económico y compararlos, palabras más palabras menos, se puede ver que se centran en una economía social de mercado. En ese sentido, este ensayo busca presentar el desarrollo de esta idea particular del socialismo de mercado. Para ello, me apoyaré en los argumentos presentes en el libro “El Estado” de Frédéric Bastiat. Hoy los invito a pensar sobre ¿Cómo es el socialismo de mercado en la actualidad?

Remontándonos en los años 50´s, tras las guerras mundiales, Ludwig Erhard ministro de economía de Alemania de ese entonces, llevo a cabo una amplia reforma político-económica para impulsar una recuperación económica. Logrando un milagro económico2 rápido solo gracias a dos pilares “la defensa de la libre competencia y la estabilidad monetaria”. Cabe resaltar que Erhard acuño el termino socialismo de mercado y que ello surgió como respuesta de la corriente económica ordoliberal- aunque con algunas diferencias lejos de su tradición clásica liberal- frente a la fuerte tendencia al socialismo.

El Socialismo de Mercado es un sistema que combina Estado con el mercado, es decir que relaciona el sistema de producción capitalista con la distribución de la riqueza, la planificación centralizada y la intervención estatal.

En cuanto al Estado, Bastiat reconoce tres falencias persistentes dentro de su círculo virtuosos, estableciendo una clara distinción entre su filantropía y el fisco.

Mientras que la primera reconoce que el Estado se rige como una fuente inagotable de riqueza, que busca satisfacer las necesidades de los diferentes agentes; pues tiene por misión esclarecer, desarrollar, agrandar, fortalecer, espiritualizar y santificar el alma de los pueblos, y un largo etc. Lo cual es una concepción errónea pues existe una imposibilidad de satisfacer todas las necesidades de los agentes, más aún de manera conjunta, pues los deseos son ilimitados y los recursos limitados.

La segunda es que se esfuerza en vivir a expensas de todo el mundo; para Bastiat está más que comprobado, dado que los realiza por dos vidas: por un lado, el mercado, que, a través del sector privado, genera riqueza y paga impuestos; y, por otro lado, el Estado, con los impuestos recibidos los invierte en sus servicios estatales. No obstante, al descubrir el papel que el público le ha confiado, buscara ensanchar sus atribuciones de manera desmedida en el peor de los casos y pensara que quizás podría comenzar a modificar su distribución.

El llamado pillaje reciproco justamente de esta idea es sostenida por Bastiat, dado que el pueblo ni siquiera sospecha que vive a expensas de otro (lo que podría estar generando un mayor costo social) sino todo lo contrario lo ve menos grave dado que el Estado ejecuta sus acciones de manera legal y con orden (ius imperio). A raíz de esa errónea reciprocidad disminuirá la productividad e inversión, existirá menos ingresos, por ende, habrá menos consumo, lo que se traduce en una baja calidad de vida de la población.

Respecto a la tercera falencia planteada por Bastiat, el autor nos dirá que existe una fuerte contradicción entre ser esa gran fuente de beneficio y el de recaudar impuestos, puesto que, si quiere ser filántropo, está forzado a permanecer en el fisco; si renuncia al fisco, también renunciaría a esa filantropía.

A pesar de esto debemos tener claro los problemas inherentes a un sistema, si es que buscamos soluciones prácticas a los problemas que enfrentamos. Considero que culturalmente, debemos comprender que el estado no es la medicina universal para solucionar las diferentes necesidades que sostengan los diferentes agentes. Por ello cada uno puede y debe asumir parte de su responsabilidad para satisfacer sus propias necesidades.

La principal objeción que podemos realizarle al socialismo de mercado es su propia contradicción. La pérdida de incentivos y la mala asignación de recursos conlleva al abuso de la posición de dominio de grupos empresariales en el mercado o en todo caso de el de no beneficiar a aquellos que ni siquiera se benefician directamente por el mercado. Cuyo efecto se traduce finalmente, en Crisis o reforma. Tal como lo señala Bastiat: Y el pueblo cree, y el pueblo espera, y el pueblo hace una revolución.

Finalmente, considero oportuno invitar a la reflexión de estas cuestiones: ¿Hasta qué punto el Estado se ve obligado a actuar dentro del mercado? ¿La contrariedad del Estado persiste en la actualidad?

1 Se pueden observar frases como “Es obligación del Estado orientar la economía nacional”, “Se ejerce en una economía social de mercado” o “La dirección general de la economía estará a cargo del Estado (…) para racionalizar la economía”

2 En su libro “Bienestar para todos” (1957) explica a detalle las reformas que llevo a cabo.